Esta es la historia real de una madre y abuela que no pudo regresar a los Estados Unidos después de haber luchado tanto por dar un mejor futuro a sus hijos.
Helena es una mujer colombiana quien a muy temprana edad, terminando su adolescencia se casó con el hombre de sus sueños . Sin embargo, el tiempo la llevó a descubrir con mucho dolor que aquel hombre del que se había enamorado, era alcohólico, maltratador y negligente con sus obligaciones como esposo y padre. Helena tuvo que asumir el rol de padre y madre de sus 4 hijos y un niño que Helena había acogido en su hogar desde sus primeros días de vida después de la muerte de la madre del niño.
En el año 1990 Helena decide emigrar a los Estados Unidos para brindar un mejor futuro a sus hijos. Helena es asesorada de forma inescrupulosa por un conocido de una familiar, quien le entregó unos documentos públicos adulterados y que marcaron significativamente sus planes de vivir en los Estados Unidos.
En la entrevista en la Embajada de Estados Unidos en Colombia, Helena es capturada por el DAS, ente encargado de la Seguridad en Colombia, que por causas razonables no aceptó las explicaciones que Helena dio por haber solicitado una visa con documentos públicos que presentaban adulteraciones. De esta manera inicia una experiencia dolorosa, amarga y llena de muchos sacrificios para esta mujer.
Helena permaneció recluida en la Cárcel del Buen Pastor en la ciudad de Bogotá por 15 días , lejos de su familia y con la única ayuda de una familia lejana que hacía poco tiempo había vuelto a contactar en esa ciudad. Al regresar a su hogar toma la difícil decisión de separar a sus hijos y dejarlos en diferentes hogares y viaja a los Estados Unidos por “el hueco” en ese mismo año.
De esta manera en 1990, Helena inicia una travesía de varios días cruzando la frontera de México. Helena logra ingresar a los Estados Unidos y a través del apoyo de sus hermanas y sus tías maternas se radica en Nueva York donde se vincula a actividades del servicio doméstico. Durante 7 años trabajó varios turnos durante la semana, viviendo en condiciones austeras, humildes y limitadas y negándose a la posibilidad de conocer mejor el país o aprender el idioma. Y en este tiempo de permanencia en este país, logró que los 4 hijos producto de su matrimonio ingresaran al país.
Trascurridos estos 7 años, una de sus hijas ya se había casado y había aplicado para la visa de residencia americana que daba la posibilidad de solicitar a su madre, pero Helena decide regresar a su país tras el anuncio del Congreso en los Estados Unidos de una ley que sancionaría por 10 años a las personas que permanecieran ilegalmente en el país esperando por una visa. De esta manera y más tranquila por haber logrado llevar a sus hijos biológicos durante ese tiempo de grandes sacrificios, Helena regresa a Colombia con la ilusión de que sus hijos pudieran hacer su petición de visa.
Hoy Helena ha entregado el regalo tan preciado que soñó darle a sus hijos; cuenta con una familia conformada por 3 hijos ciudadanos americanos y 1 residente, 5 nietos y 2 yernos, quienes viven en Estados Unidos y su hijo adoptivo en espera de recibir visa de residente por petición de los hijos biológicos de Helena.
Han pasado 21 años aproximadamente desde que Helena solicitó por primera vez una visa en la Embajada Americana de Colombia y 14 años de haber regresado a Colombia voluntariamente, sin ningún antecedente criminal y una vida que dejó atrás antes de darse a la aventura de cumplir su sueño americano y de renunciar a una relación de pareja tormentosa y una vida llena de austeridad, necesidades, falta de apoyo de una pareja y padre, de experiencias de trabajo tempranas en sus hijos que no han tenido que repetir sus nietos, porque los hijos de Helena han prologando las enseñanzas de una madre trabajadora, enérgica, perseverante que luchó por ellos hasta el cansancio.
A sus 60 años de edad Helena aún vive con la esperanza de poder regresar a ese país que ha visto a sus hijos progresar, casarse, convertirse en padres y madres y a sus nietos crecer. Por esta razón y aún sabiendo que no es elegible para una visa de turista, Helena decidió arriesgarse una vez más a solicitar una entrevista en la Embajada Americana en Colombia, con la asesoría especializada de un abogado de inmigración a quien indagó y visitó en varias ocasiones con la finalidad de obtener un “waiver”, ese apreciado perdón que considera el eslabón que faltaba, la salida correcta para una situación que la ha distanciado de sus seres más queridos.
Después de varios meses guardando a sus hijos el secreto de estar realizando trámites para un posible visado de turista con la ilusión de darles una sorpresa, Helena se siente preparada para presentarse en la Embajada Americana en Colombia el día de su cumpleaños número 60.
Ese día lleva entre toda la documentación requerida el “waiver” debidamente elaborado para solicitar ser redimida por razones humanitarias . Es de esta manera que solicita como sus derechos se lo permiten entregar ese preciado documento en el cual explica las razones de sus errores y pide sinceramente ser perdonada a pesar de reconocer que es una persona inelegible, pero su entrevista no duró más de 1 minuto, en la cual por quinta vez después de haber regresado hace 14 años le repiten que ella no es elegible y le niegan la opción de reunirse con su familia.
Hoy Helena sólo espera que su historia sea conocida, que sea reconocida como madre y abuela que necesita y que quiere cumplir un último sueño para autorrealizarse, compartir en familia y disfrutar de aquello que un día ella ayudó a construir con sus sacrificios.