Las constantes redadas que Inmigración hace en Estados Unidos han causado cientos de víctimas indirectas: los niños. Un informe del Consejo Nacional de La Raza arroja que por cada dos personas detenidas en un operativo para detener a indocumentados, un niño se queda sin familia.
Las consecuencias en los niños que han sufrido separación de sus padres a causa de las redadas o que conocen de los operativos se traducen en miedos, depresión e incluso pensamientos suicidas de parte de los menores, señala el informe, que pide al Congreso estadounidense que revise las actividades de las autoridades pertinentes para que los niños estén protegidos cuando ocurran las redadas de Inmigración.
Eimy Romero, de 10 meses, y su hermano Luis, de tres años, fueron separados de su padre, el salvadoreño Luis Alberto Romero, en agosto pasado, cuando el connacional perdió la batalla para evitar ser deportado.
Luis no para de preguntar dónde está su padre. Desde que Romero fue arrestado el pasado 19 de enero, la vida cambió para los dos pequeños. La madre, Evangelina Escamilla, ciudadana estadounidense de origen salvadoreño, tuvo que dejar a los pequeños al cuidado de una niñera y salir a trabajar para sostener a sus dos hijos: “Luis Alberto respondía por todo, pero desde que se lo llevaron yo tengo que pagar por todo, y ya no sé qué hacer”.
Randy Capp, un experto independiente en demografía que participó en el estudio, afirmó: “El gobierno federal no contó con políticas y procedimientos que explícitamente consideraran la protección de los niños”, ya que los procedimientos de proceso y detención de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) hacen difícil que los detenidos se comuniquen con sus familiares o con cuidadores para hacer el arreglo sobre el cuidado y la atención de sus hijos. Esto debido a la falta de acceso telefónico y la retención de muchos detenidos fuera de los estados donde radican. Las escuelas deben desarrollar sistemas que aseguren que los niños tendrán un lugar seguro donde ir en caso de una redada durante las horas de escuela, pide La Raza en el informe.
Entre 2002 y 2006 el número de arrestos en el lugar de trabajo aumentó de 500 a 3,600.
Dos tercios de los menores afectados por las detenciones de sus padres son ciudadanos estadounidenses.