Este miércoles, grupos de legisladores republicanos y demócratas batallaban en torno a lograr un ultimo acuerdo el cual podría ofrecer estatus legal y rápido a millones de inmigrantes ilegales quienes viven en Estados Unidos y también promulgando el reforzamiento de las fronteras.
Uno de los principales puntos donde aún no hay acuerdos es de saber en que medida cuentan las relaciones familiares para otorgar tarjetas de residencia legal a inmigrantes futuros. También se ha discutido sobre el trato a los trabajadores huéspedes donde en el futuro se les prohibiría arraigarse o incluso buscar una oportunidad para residencia legal.
Este acuerdo bipartidista podría allanar el terreno para un debate más amplio en el Senado la próxima semana. Donde generara más disputas internas en los partidos y riesgos políticos
"La mejor y francamente la única manera de alcanzar una iniciativa de ley completa que aborde y atienda a este tema de una vez y por todas es el punto de vista bipartidista en el que estamos trabajando y que éste obtenga frutos", señaló el presidente George W. Bush.
Al priorizar el tema de la reforma a la inmigración, Bush envió al secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, y al secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, a sostener reuniones privadas que se han prolongado por semanas con los legisladores.
"Hay una buena posibilidad" de alcanzar un acuerdo, indicó Bush.
El senador demócrata Ted Kennedy, quien encabeza a los negociadores demócratas, expresó que era inminente un acuerdo. Sin embargo, los representantes de ambas partes se quejaron de que aspectos ya acordados regresaban a la mesa de negociaciones como asuntos controversiales.
"Estoy decidido a que se consiga la meta y que se haga bien. Estamos cerca de la meta y necesitamos avanzar", señaló Kennedy a través de una portavoz.
Sin embargo, legisladores conservadores y liberales se muestran escépticos a la propuesta.
Algunos republicanos dicen que es demasiado indulgente en el trato a los cerca de 12 millones de inmigrantes ilegales. Por su parte, algunos demócratas consideraron que el plan es demasiado restrictivo para los inmigrantes futuros y es injusto para las familias.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, señaló que le preocupaban algunos elementos del anteproyecto de ley, pues algunos grupos de interés tenían congestionadas sus líneas telefónicas con quejas.
"Nuestro sistema de migración ciertamente está roto y necesita ser reparado, pero durante el proceso de reparación, no queremos que sea peor de lo que ya es", indicó Reid.
El acuerdo propuesto permitiría a los inmigrantes ilegales a buscar una "visa Z". Después de pagar algunas contribuciones, una multa de 5.000 dólares y el regreso a su país de origen, podrían comenzar a buscar la residencia legal, la cual se demoraría entre ocho y 13 años.
Asimismo, podrían dar la cara de inmediato y solicitar una identificación de prueba que les permita vivir y trabajar de manera legal en Estados Unidos. Esa es una meta importante para los demócratas, que están dispuestos a permitir que los inmigrantes indocumentados regularicen su situación lo antes posible.