Crisis migratoria en América Latina: análisis desde la FILBo 2025

La Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) 2025 incluyó un conversatorio titulado “Entre deportaciones y cierre de fronteras: ¿cuál es el futuro de la migración en América Latina? ”, organizado en alianza con Médicos Sin Fronteras (MSF) y el diario El Tiempo.
El conversatorio realizado el pasado 10 de mayo de 2025 abordó la crisis migratoria regional desde tres perspectivas: la médica y humanitaria, con Víctor Escobar de Médicos Sin Fronteras; la literaria, con el escritor venezolano Alberto Barrera Tyszka; y la periodística, con Santiago Torrado, reportero de El País de España. Además, la periodista Julie Turkewitz, corresponsal de The New York Times, compartió por video sus reflexiones sobre las rutas migratorias. El panel integró experiencias del ámbito humanitario, literario y periodístico para ofrecer una visión integral de la migración.
Perspectivas de los panelistas sobre la migración en América Latina
Víctor Escobar (Médicos Sin Fronteras)
Comenzó su trabajo con personas migrantes en 2012, en el Medio Oriente, específicamente en Yemen. Atendía a pacientes etíopes y malíes que habían sido víctimas de tortura y violencia extrema. En ese momento pensaba que esas situaciones eran exclusivas de esa región, que difícilmente se repetirían en otra parte del mundo.
Sin embargo, hace tres años empezó a trabajar con población migrante en América Latina, y la sorpresa fue grande. Aquí, la migración tiene una dimensión transnacional: las personas cruzan varios países en su ruta, y en cada uno enfrentan riesgos similares o incluso peores. Todo el camino está marcado por la presencia del crimen organizado, y ser migrante, lamentablemente, los coloca en una situación de mayor vulnerabilidad.
Aunque los derechos de los migrantes están reconocidos por el derecho internacional, en la práctica, muchos gobiernos tardan en aplicarlos o simplemente los ignoran. Esa falta de reconocimiento agrava aún más su situación.
Al comparar lo que vivio hace más de una década en Yemen con lo que ve ahora en Colombia, Panamá, Honduras, Guatemala y México, Víctor Escobar dice con certeza que las condiciones en América Latina son incluso más graves. Lo más preocupante es que esta crisis se vuelve invisible: muchos migrantes están de paso, no son considerados ciudadanos, y su sufrimiento pasa desapercibido. Cuanto más invisibilicemos esta realidad, más difícil será tomar conciencia y exigir respuestas.
En lo personal, le ha marcado profundamente reconocer que vivimos rodeados de violencia extrema y, muchas veces, no somos conscientes de ello. Como sociedad, necesitamos abrir los ojos. Pero, sobre todo, los gobiernos deben asumir su responsabilidad y actuar.
Desde la experiencia de MSF, Escobar enfatizó que las recientes políticas migratorias (particularmente de Estados Unidos) han provocado un cierre de vías legales que deja a las personas desplazadas “en un limbo” expuestas a más riesgos. Subrayó la gravedad de la ruta del Darién y otras travesías, donde los migrantes enfrentan violencia extrema: secuestros, violaciones, torturas y ataques de grupos criminales, según reportes recientes. Escobar resaltó además el impacto en la salud mental: en 2024-2025, MSF atendió miles de personas con traumas severos y cuadros suicidas, efectos del cierre de programas de asilo y la narrativa deshumanizante en medios.
Desde esa perspectiva humanitaria, insistió en la necesidad de no criminalizar la migración y de fortalecer la protección a quienes migran. Propuso garantizar atención médica y psicosocial integral en origen, tránsito, destino y retorno, así como caminos seguros que disminuyan la dependencia de redes criminales.
Alberto Barrera Tyszka (Escritor venezolano)
El novelista y columnista abordó la crisis migratoria desde su experiencia narrativa y conocimiento de la diáspora venezolana, además que según él pertenece a una oleada migratoria venezolana muy reciente y particular. Tradicionalmente, los venezolanos no eran considerábamos migrantes. Al contrario: era un país receptor, una sociedad petrolera próspera que daba la bienvenida a personas de otros lugares de América Latina y del mundo. Por eso, este proceso migratorio ha sido un verdadero shock cultural, casi como una herida en el ADN colectivo que ha llevado a replantearnos quiénes somos, y aunque doloroso, también puede enseñarnos algo sobre nuestra humanidad compartida.
La migración venezolana ha estado marcada por diversas formas de desplazamiento, casi todas atravesadas por la violencia, la incertidumbre y la falta de perspectivas. A diferencia de otros movimientos migratorios en América Latina, donde siempre existe la esperanza de regresar algún día, en el caso venezolano el regreso se vive como una derrota: es volver a un país sin salida, sin garantías.
Como guionista, ha trabajado intensamente con historias de migración y ha visto cómo periodistas y escritores fuera del país están intentando narrar esta experiencia desde distintos ángulos, tratando de darle sentido a una vivencia profundamente dolorosa. Hay algo devastador en la experiencia de convertirse en extranjero de un día para otro, en no ser nadie, en no tener tierra ni patria.
En el caso de Alberto, mientras trabajaba en México, desarrollando una serie, tuvo que viajar constantemente al sur: Oaxaca, cerca de Chiapas y Tapachula, una zona clave en la ruta migratoria hacia el norte. Durante esos trayectos, recorría horas de carretera desde Huatulco hacia pequeñas ciudades, y lo que vio le marcó profundamente. Las carreteras estaban llenas de gente caminando, cargando bolsas sobre la cabeza, de distintas nacionalidades. Muchos de ellos eran venezolanos.
Recuerdo encontrar compatriotas en Juchitán, pidiendo en los semáforos, atrapados en un limbo, sin país, sin pertenencias, llevando su vida en la cabeza. Una imagen que me impactó especialmente fue la de una pareja con su hijo pequeño: habían vendido todo en Venezuela para cruzar el Darién, y al llegar al sur de México pensaron que ya lo habían logrado. Pero no era así. Muchos creen que el Darién es duro, pero llegar a México y a travesar la frontera es aún más difícil.
El muro de Trump, las restricciones migratorias en México y la falta de protección los dejaron sin opciones. No podían avanzar ni regresar. No tenían a dónde ir. Esa sensación de no pertenecer a ningún lugar, de no tener tierra bajo los pies, me parece una de las experiencias más duras del ser migrante. Y creo que es esencial entenderla si queremos hablar con honestidad sobre esta crisis.
Para Barrera Tyszka, el fenómeno migratorio trasciende lo político: es un viaje del “cuerpo” que narra deseos de sobrevivencia, resiliencia y duelo por lo perdido. Aunque reconoció la responsabilidad de las políticas gubernamentales en el contexto de la ruta norteamericana, puso énfasis en dar voz a los migrantes mismos.
Santiago Torrado (Reportero de El País de España)
Santiago Torrado, periodista con una amplia trayectoria en la cobertura de temas migratorios, ha documentado durante años los acontecimientos más relevantes de la frontera colombo-venezolana. Entre ellos, ha reportado sobre los cierres y reaperturas fronterizas, la crisis humanitaria provocada por el éxodo venezolano y momentos clave como el intento de Juan Guaidó de ingresar ayuda humanitaria al país.
Todos estos sucesos han estado atravesados por el fenómeno migratorio, que se ha convertido en uno de los principales ejes de su trabajo.
Pero Torrado no se ha limitado solo a las fronteras. Como él mismo señala, ha recorrido todas las regiones de Colombia cubriendo historias migratorias, demostrando que la migración no es solo un fenómeno de frontera o de coyuntura internacional. “Hoy en día, prácticamente todas las ciudades colombianas son binacionales”, afirma. “Eso me parece emocionante y profundamente enriquecedor. Un país como Colombia, que históricamente ha sido expulsor de población, hoy se ha convertido en país de acogida. Más allá de los desafíos, eso dice algo positivo sobre nuestra sociedad.”
Durante una charla reciente en la Feria del Libro, el periodista recordó cómo la escritora Laura Restrepo hizo una apología al migrante, destacando su valor y su capacidad de transformación. “Me uno completamente a ese espíritu”, comentó Torrado. “Este es también un momento para hacer una apología al migrante, para reconocer su aporte y, sobre todo, para entender que este proceso migratorio es una oportunidad para reescribir nuestra propia historia.”
Con su participación en este conversatorio, Torrado no solo comparte su experiencia como reportero, sino que invita a reflexionar sobre la migración como una posibilidad de cambio, de encuentro y de reconstrucción social.
Julie Turkewitz ( Reportero The New York Times)
La periodista compartió datos y testimonios recopilados en terreno. Su relato periodístico reafirmó los puntos expuestos por Escobar: describió un incremento de refugios improvisados y de camiones bloqueados en las fronteras, con personas vulnerables –niños, embarazadas, enfermos crónicos– sin atención básica. Turkewitz aportó una dimensión internacional, comparando políticas de Estados Unidos con las de México y Centroamérica. Aunque advirtió que la carencia de rutas legales ha “colapsado la posibilidad de asilo”, su enfoque periodístico también resaltó iniciativas comunitarias y esfuerzos locales de apoyo. Subrayó la importancia de la información veraz para contrarrestar narrativas xenófobas y destacó ejemplos en que ciudades latinoamericanas han recibido migrantes con programas de inclusión.
Desde 2021, la periodista Julie Turkewitz, junto al fotógrafo colombiano Federico Ríos, ha documentado de manera profunda y constante la crisis migratoria hacia Estados Unidos, con especial enfoque en el cruce de la selva del Darién, una de las rutas más peligrosas del continente.
El fenómeno migratorio a través del Darién, impulsado por múltiples factores como la crisis económica, la violencia, la represión política y la falta de oportunidades en varios países de América Latina, ha alcanzado dimensiones globales. En un principio, la mayoría de los migrantes que cruzaban esta ruta eran venezolanos, pero con el tiempo se fueron sumando personas de otras regiones del mundo, incluyendo África, Asia y Medio Oriente. Migrantes provenientes de países tan lejanos como Afganistán llegaban a Sudamérica —a través de Ecuador o Brasil— para iniciar un arduo recorrido hacia Estados Unidos.
Turkewitz y Ríos documentaron no solo el auge de esta ruta como un paso migratorio internacional, sino también el papel que jugaron las redes sociales en su difusión. A través de videos, mensajes y testimonios, se compartía la idea del cruce por el Darién como un paso necesario pero posible para alcanzar el "sueño americano". Este discurso era promovido tanto por migrantes que habían logrado avanzar, como por coyotes y guías que ofrecían sus servicios para atravesar el continente a cambio de elevadas sumas de dinero.
En su cobertura, los periodistas también evidenciaron las duras realidades de la travesía, incluyendo la separación de familias, especialmente madres e hijos que se perdían en la selva debido a las condiciones extremas del terreno. Además, mostraron cómo las comunidades locales en la región del Darién transformaron sus economías para atender el flujo migratorio, dando lugar a un sistema económico que, en muchos casos, fue aprovechado por líderes políticos y empresarios locales para obtener grandes beneficios durante el auge migratorio.
Hoy, la situación ha cambiado drásticamente. Con la vuelta de Donald Trump al poder en Estados Unidos, se ha producido un reverso en la narrativa migratoria. La migración hacia el norte ha disminuido significativamente, y el nuevo fenómeno que Julie Turkewitz observa es el de migrantes que estaban en tránsito hacia EE. UU. y que ahora están regresando, muchos de ellos desde México y a pie, sin haber logrado llegar a su destino.
Este cambio marca una nueva etapa en la crisis migratoria regional, en la que miles de personas se enfrentan no solo al abandono de su país de origen, sino también al fracaso del sueño migratorio, retornando sin patria, sin tierra firme, y en muchos casos, sin opciones.
Puntos de consenso y discrepancias sobre la migración en América Latina
En términos generales, los panelistas coincidieron en varios puntos clave. Todos alertaron sobre el fenómeno humanitario urgente que representan los flujos migratorios actuales. Reiteraron que el endurecimiento de las políticas fronterizas ha agravado las condiciones de peligro –una visión apoyada por informes recientes sobre deportaciones y rutas irregulares. Asimismo, compartieron la idea de que se vive un “colapso moral” global, donde se vulneran normas internacionales de derechos humanos al expulsar o criminalizar a solicitantes de asilo En ese sentido, hubo consenso en exigir el respeto a los derechos básicos y el reforzamiento de los servicios de salud para migrantes, tal como propone MSF.
Los panelistas coincidieron en que la migración no va a detenerse; por el contrario, todo indica que continuará creciendo en los próximos años debido a las crisis estructurales que afectan a diversos países. Esta persistencia del fenómeno migratorio no solo representa un desafío humanitario, sino que también implica el surgimiento de nuevas rutas cada vez más peligrosas.
Una de las mayores preocupaciones planteadas es la aparición de rutas migratorias marítimas a través del océano Pacífico, mar adentro. Estas rutas, aún poco visibles y escasamente documentadas, incrementan significativamente los niveles de riesgo para los migrantes, quienes se ven obligados a atravesar zonas de alta peligrosidad sin condiciones mínimas de seguridad o rescate.
Los expertos advirtieron que esta tendencia hacia la "maritimización" de la migración hará aún más invisible el tránsito y la vulnerabilidad de estas personas, dificultando enormemente la labor de monitoreo, rescate y documentación de desaparecidos. Si ya es sumamente complejo identificar y recuperar cuerpos en rutas terrestres como la selva del Darién, el escenario marítimo podría tornarse aún más crítico. Las posibilidades de rastreo, búsqueda y recuperación en mar abierto son mínimas, lo que podría llevar a un aumento significativo en el número de personas desaparecidas sin dejar rastro.
En este contexto, los panelistas subrayaron la urgencia de una respuesta regional coordinada que no solo atienda las causas de fondo de la migración, sino que también fortalezca los mecanismos de protección, vigilancia y asistencia humanitaria para quienes emprenden estos recorridos desesperados en busca de una vida digna.
Recomendaciones sobre la migración en América Latinao
Entre las sugerencias concretas para abordar la crisis, los panelistas destacaron varias propuestas complementarias. Escobar recomendó formalizar mecanismos de entrada humanitaria y agilizar trámites de refugio, con el fin de evitar que las personas queden a merced de traficantes. También instó a la cooperación regional: reforzar sistemas de salud y protección social en los países de origen y tránsito, de modo que los migrantes no tengan que exponerse al viaje en situaciones precarias
Por su parte, Turkewitz señaló la importancia de información oportuna: sugirió campañas públicas que informen legalmente a los potenciales migrantes sobre rutas seguras y derechos, reduciendo el riesgo de engaños por parte de mafias.
Barrera Tyszka, en consonancia con los demás, hizo hincapié en la educación y sensibilización social, recomendando programas literarios y culturales (como los mismos conversatorios de la FILBo) que fomenten la empatía y el diálogo sobre migración para combatir estigmas. En conjunto, el panel recomendó priorizar la dimensión humana: “devolver la dignidad” a quienes buscan refugio, implementando políticas basadas en solidaridad más que en represión.
Conclusiones del conversatorio migración en América Latina
El conversatorio FILBo sobre migración en América Latina reunió voces humanitarias, literarias y periodísticas para trazar un diagnóstico común: la situación migratoria regional es crítica y requiere acciones urgentes. Los expertos coincidieron en que las actuales políticas restrictivas –especialmente las promovidas por Estados Unidos– han generado efectos colaterales muy graves en los países latinoamericanos. A pesar de las distintas ópticas, todos abogaron por no criminalizar a los migrantes y por garantizarles atención médica, psicosocial y vías seguras de tránsito. En sus conclusiones, enfatizaron que la migración no es solo un desafío logístico, sino un fenómeno humano que exige respuestas solidarias.
Mientras persista la narrativa de Donald Trump en contra de los migrantes, y en los países latinoamericanos continúen los problemas estructurales como la desigualdad, la violencia, la pobreza y la impunidad el panorama de la migración seguirá siendo complejo y desafiante.
A corto plazo, el discurso de odio y las políticas de cierre fronterizo están dejando a miles de personas en un limbo, generando miedo, afectando la salud mental y poniendo en riesgo sus vidas. La gente no va a dejar de migrar: simplemente buscará nuevas rutas, muchas veces más peligrosas, lo que incrementa el tráfico de personas y otras formas de vulnerabilidad.
Es urgente hacer un llamado a no repetir discursos de odio ni criminalizar a quienes migran. Migrar no es un delito. La migración no es ilegal, es irregular.