Nueva York declara el estado de emergencia por aumento de solicitantes de asilo
El alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, emitió la Orden Ejecutiva de Emergencia 224...
Por Walter Ewing - www.immigrationimpact.com
El número de refugiados y solicitantes de asilo que huyen de la violencia o la persecución en sus países de origen en busca de seguridad en el extranjero ha crecido drásticamente durante la última década. Hasta hace poco, Estados Unidos era líder mundial en admitir refugiados y otorgar asilo a personas cuyas vidas corren peligro. Pero desde 2017, el primer año de la administración Trump, las admisiones de refugiados y las solicitudes de asilo se han desplomado en los Estados Unidos.
Rechazar a refugiados y solicitantes de asilo no solo pone en peligro la vida de decenas de miles de personas en todo el mundo y disminuye el compromiso de Estados Unidos con los derechos humanos internacionales, sino que también, como señala un estudio reciente , perjudica la economía estadounidense.
Los refugiados son inmigrantes fuera de los Estados Unidos que han huido a otro país, han sido designados por las Naciones Unidas como necesitados de protección y están esperando ser reasentados en un tercer país. Si el gobierno de los Estados Unidos los admite, se convierten en refugiados “reasentados”.
Los solicitantes de asilo son migrantes que están físicamente presentes en los Estados Unidos y tienen la intención de solicitar protección al gobierno de los Estados Unidos pero aún no han recibido una respuesta. Si el gobierno de EE. UU. accede a su solicitud, se convierten en “asilados”.
Hay dos tipos de solicitantes de asilo. Aquellos que solicitan asilo y no están en proceso de deportación son solicitantes de asilo “afirmativos” que solicitan asilo de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos. Aquellos que están en proceso de deportación y solicitan asilo para evitar la deportación son solicitantes de asilo “defensivos”. La última categoría incluye a la mayoría de los migrantes que llegan a la frontera y buscan asilo.
Un estudio reciente publicado por IZA – Instituto de Economía Laboral se centra en el hecho de que los refugiados y solicitantes de asilo, como todos los migrantes, son actores económicos. Son trabajadores, consumidores, contribuyentes y, a menudo, inversores. Sus actividades económicas expanden la economía estadounidense y generan ingresos fiscales en todos los niveles de gobierno que compensan con creces los costos de los servicios públicos que utilizan.
El estudio destaca que el impacto fiscal de los refugiados y solicitantes de asilo va más allá de los impuestos que pagan directamente. También incluye los ingresos fiscales adicionales generados por su presencia en la economía. Por ejemplo, la disponibilidad de trabajadores refugiados puede aumentar la productividad de una empresa o permitir que el propietario de la empresa invierta más, lo que aumenta los ingresos estatales por concepto de impuestos comerciales.
En el año fiscal (FY) 2016, el límite anual en el número de refugiados autorizados a reasentarse en los Estados Unidos fue de 85,000. El número real de reasentados fue de 84.994. Para el año fiscal 2020, la administración Trump había reducido el límite a 18 000 y el número de reasentados se había reducido a 11 814. Aunque la administración Biden ha aumentado el límite anual de manera significativa desde entonces, las admisiones de refugiados aún no se han puesto al día. El límite en el año fiscal 2022 fue de 125 000, pero el número admitido al 31 de julio fue solo de 17 690.
Según el estudio, el número anual de llegadas de refugiados a los Estados Unidos se redujo en un 86 % entre el año fiscal 2016 y el año fiscal 2020. Como resultado, hubo alrededor de 295 000 refugiados menos en los Estados Unidos de lo que habría habido si las admisiones de refugiados se hubieran mantenido. en su nivel de 2016.
Además de restringir la admisión de refugiados, la administración Trump también implementó políticas y programas que impedían que los solicitantes de asilo ingresaran a los Estados Unidos. Por ejemplo, los Protocolos de Protección de Migrantes (también conocidos como Permanecer en México) obligaron a los solicitantes de asilo que llegaban a la frontera sur a regresar a México para esperar sus fechas en la corte de inmigración de EE. UU. Y cuando llegó la pandemia de COVID-19, los tribunales de inmigración de todo el país cerraron durante casi un año. Como resultado, las solicitudes de asilo cayeron drásticamente. Hubo 31 588 solicitudes afirmativas de asilo en el cuarto trimestre del año fiscal 2017 , pero solo 18 270 en el cuarto trimestre del año fiscal 2021 .
El estudio encontró que el número mensual de solicitudes afirmativas de asilo disminuyó un 68% entre marzo de 2017 y septiembre de 2019.
La disminución de las admisiones de refugiados y las solicitudes de asilo ha tenido un impacto significativo en la economía estadounidense.
El estudio estima que de 2017 a 2020, la reducción del reasentamiento de refugiados resultó en una pérdida para la economía de los EE. UU. de $ 9.1 mil millones cada año ($ 30,962 por refugiado por año). Los gobiernos federal, estatal y local perdieron $2 mil millones cada año en ingresos ($6844 por refugiado por año).
Dicho de otra manera, por cada reducción del 10% en las admisiones de refugiados, la economía estadounidense pierde $1.4 mil millones y los gobiernos federal, estatal y local pierden $310 millones en ingresos.
El estudio también estima que por cada reducción del 10 % en el número de solicitantes de asilo afirmativos y defensivos, la economía estadounidense pierde $8,900 millones y los gobiernos federal, estatal y local pierden $1,500 millones en ingresos en el transcurso de cinco años.
Estados Unidos debería recuperar su tradición histórica de dar la bienvenida a refugiados y solicitantes de asilo. En un momento en que cada vez más personas en todo el mundo huyen de los conflictos en sus países de origen, es inhumano imponer arbitrariamente restricciones extremas a la admisión de refugiados y al acceso al asilo. Además, reducir la cantidad de refugiados y solicitantes de asilo a los que se les permite ingresar a los Estados Unidos socava innecesariamente la economía estadounidense.
