Se establezcan nuevos límites de arrestos de inmigrantes en las cortes...
Compartimos parte de las declaraciones del discurso del Presidente Joseph Biden ante el Congreso al cumplir sus primeros 100 días del gobierno.
A lo largo de nuestra historia, los presidentes han venido a esta cámara para hablar ante el Congreso, la nación y el mundo para declarar la guerra, celebrar la paz, anunciar nuevos planes y posibilidades. Esta noche, vengo a hablar sobre la crisis y la oportunidad, sobre la reconstrucción de la nación, la revitalización de nuestra democracia y la conquista del futuro de Estados Unidos.
Un día antes del día 100 de mi administración - 100 días desde que tomé el juramento del cargo y heredé una nación que estaba en crisis. La peor pandemia en un siglo. La peor crisis económica desde la Gran Depresión. El peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil.
Ahora, después de solo 100 días, puedo informar a la nación: Estados Unidos está en movimiento nuevamente convirtiendo el peligro en posibilidad, la crisis en oportunidad, los reveses en fuerza.
Miren, no podemos estar tan ocupados compitiendo entre nosotros que olvidemos la competencia que tenemos con el resto del mundo para ganar el siglo XXI. Como puede decirles el secretario Blinken, pasé mucho tiempo con el presidente Xi, viajé más de 17.000 millas con él, pasé más de 24 horas en conversaciones privadas con él. Cuando me llamó para felicitarme, tuvimos una conversación de dos horas.
Se toma muy en serio la idea de convertirse en la nación más importante y con mayor repercusión en el mundo. Él y otros, autócratas, piensan que la democracia no puede competir en el siglo XXI con las autocracias porque se tarda demasiado en conseguir el consenso. Para ganar esa competencia por el futuro, en mi opinión, también tenemos que hacer una inversión única en nuestras familias y nuestros hijos.
A menudo he dicho que nuestra mayor fuerza es el poder de nuestro ejemplo, no sólo el ejemplo de nuestro poder.
En mis conversaciones con líderes mundiales, y he hablado con más de 38, 40 de estos hasta ahora, lo he dejado claro. He dejado claro que Estados Unidos está de vuelta. Y, ¿saben que dicen?, el comentario que más escucho de casi todos es: “Vemos que Estados Unidos está de vuelta, pero ¿por cuánto tiempo?”
Mis compatriotas estadounidenses, tenemos que demostrar no sólo que hemos vuelto, sino que estamos aquí para quedarnos. Y que no vamos a hacerlo solos.
Vamos a hacerlo liderando con nuestros aliados. Ningún país puede hacer frente solo a todas las crisis de nuestro tiempo, desde el terrorismo a la proliferación nuclear, migraciones masivas, ciberseguridad, cambio climático y, la experiencia, lo que estamos experimentando ahora con las pandemias.
No hay un muro lo suficientemente alto como para mantener alejado cualquier virus. A medida que nuestro propio suministro de vacunas aumente para satisfacer nuestras necesidades, y las estamos satisfaciendo, nos convertiremos en un arsenal de vacunas para otros países, al igual que Estados Unidos fue el arsenal de la democracia en la Segunda Guerra Mundial.
La crisis climática tampoco es nuestra única lucha. Es una lucha global. Estados Unidos representa, como todos ustedes saben, menos del 15 % de las emisiones de carbono. El resto del mundo representa el 85 %.
Por eso mantuve mi compromiso de reincorporarnos al Acuerdo Climático de París en mi primer día en el cargo.
Y mantuve mi compromiso de convocar una cumbre sobre el clima aquí mismo, en Estados Unidos, con todas las principales economías del mundo, desde China y Rusia hasta la India y la Unión Europea, en mis primeros 100 días. Y quería ser muy contundente al respecto.
Intenté asegurarme de que el mundo viera que hay consenso en que estamos en un punto de inflexión en la historia. El consenso es que si actuamos para salvar el planeta podemos crear millones de puestos de trabajo y crecimiento económico y oportunidades para elevar el nivel de vida de casi todos en el mundo. Si observaron parte de la cumbre, y estaban todos ocupados, seguramente no tenían mucho tiempo, pero eso es lo que prácticamente dijeron todos los países, incluso los que no están haciendo la parte justa que les corresponde.
Las inversiones que he propuesto esta noche también promueven una política exterior, desde mi punto de vista, que beneficia a la clase media. Eso significa asegurarse de que todas las naciones cumplen con las mismas reglas en la economía mundial, incluida China. Mis conversaciones, en mi conversación con el presidente Xi, le dije que aceptamos la competencia, que no buscamos el conflicto.
Pero dejé absolutamente claro que defenderé los intereses estadounidenses en todos los ámbitos. Estados Unidos se enfrentará a las prácticas comerciales desleales que perjudican a los trabajadores y a las industrias estadounidenses, como las subvenciones a las empresas estatales y el robo de tecnologías y propiedad intelectual estadounidenses.
También le dije al presidente Xi que mantendremos una fuerte presencia militar en el Indopacífico, al igual que hacemos con la OTAN en Europa, no para iniciar un conflicto, sino para prevenirlo.
Y le dije lo que he dicho a muchos líderes mundiales: que Estados Unidos no va a renunciar a su compromiso con los derechos humanos y las libertades fundamentales, ni a nuestras alianzas. Y le destaqué que ningún presidente estadounidense responsable puede permanecer en silencio cuando se violan tan abiertamente derechos humanos básicos. Un presidente, presidente estadounidense, tiene que representar la esencia de lo que nuestro país defiende.
Estados Unidos es una idea, la idea más única en la historia: Todos somos creados, todos, iguales. Es lo que somos. No podemos alejarnos de ese principio. Y, de hecho, decir “estamos tratando con la idea de Estados Unidos”.
En cuanto a Rusia, sé que a algunos les preocupa, dejé muy claro al [presidente ruso Vladimir] Putin que no buscamos la intensificación, pero que sus acciones tendrán consecuencias si resultan ser ciertas. Y resultaron ser ciertas. Y resultaron ser ciertas, por lo que respondí de forma directa y proporcionada a la injerencia de Rusia en nuestras elecciones y a los ciberataques a nuestro gobierno y empresas.
Ellos hicieron ambas cosas y les dije que respondería y lo hemos hecho. Pero también podemos cooperar cuando sea de interés mutuo. Lo hicimos cuando ampliamos el Nuevo Tratado START sobre armas nucleares, y estamos trabajando para hacerlo en la crisis climática. Pero él entiende que responderemos.
En cuanto a Irán y Corea del Norte, programas nucleares que presentan serias amenazas a la seguridad de Estados Unidos y la seguridad del mundo, trabajaremos estrechamente con nuestros aliados para abordar las amenazas que estos países representan por medio de la diplomacia así como de una firme disuasión. Y el liderazgo estadounidense significa poner fin a la guerra sin fin en Afganistán.
Tenemos, sin exagerar, la mayor fuerza de combate de la historia del mundo. Y soy el primer presidente en 40 años que sabe lo que significa haber tenido un hijo prestando servicio en una zona de guerra. Hoy tenemos miembros de los ejércitos que prestan servicio en la misma zona de guerra que sus padres lo hicieron. Tenemos militares en Afganistán que aún no habían nacido el 11 de septiembre.
La guerra en Afganistán, como recordamos por los debates que se realizaron aquí, nunca se concibió como una empresa multigeneracional de construcción de una nación. Fuimos a Afganistán para atrapar a los terroristas que nos atacaron el 11 de septiembre. Dijimos que seguiríamos a Osama bin Laden hasta las puertas del infierno. Si ustedes han estado en la parte superior del valle de Kunar, más o menos han visto las puertas del infierno.
Hicimos justicia con bin Laden. Degradamos la amenaza terrorista de Al Qaeda y Afganistán. Y después de 20 años de valía, valor y sacrificio, es hora de traer a esas tropas a casa.
Incluso cuando lo hagamos, mantendremos una capacidad visible para suprimir futuras amenazas a nuestro país. Pero no se equivoquen, en 20 años el terrorismo ha experimentado una metástasis. La amenaza ha evolucionado más allá de Afganistán. Aquellos de ustedes que pertenecen a comisiones de inteligencia, comunidades de relaciones internacionales, comunidades de defensa, lo saben bien. Tenemos que seguir vigilantes contra las amenazas a Estados Unidos, vengan de donde vengan. Al Qaeda e ISIS están en Yemen, Siria, Somalia y otros lugares de África y Oriente Medio y más allá.
En cuanto a la inmigración siempre ha sido esencial para Estados Unidos. Terminemos nuestra agotadora guerra respecto a la inmigración.
Durante más de 30 años, los políticos han hablado sobre la reforma de la inmigración y no hemos hecho nada al respecto. Es hora de arreglarlo. En el primer día de mi presidencia, cumplí mi compromiso y envié al Congreso de Estados Unidos un proyecto de ley integral de inmigración.
Si creen que necesitamos una frontera segura, apruébenla, porque incluye mucho dinero para seguridad de alta tecnología en la frontera. Si creen en una vía de acceso a la ciudadanía, apruébenla. Hay más de 11 millones de personas indocumentadas, la gran mayoría se quedan después de que su visado haya expirado, apruébenla.
Podemos, si realmente quieren resolver el problema, les he enviado un proyecto de ley para que lo estudien. También tenemos que atacar la raíz del problema de por qué la gente huye, en particular a nuestra frontera sur desde Guatemala, Honduras, El Salvador. La violencia. La corrupción. Las pandillas. La inestabilidad política. El hambre. Los huracanes. Los terremotos, los desastres naturales. Cuando era presidente, mi presidente, cuando era vicepresidente, el presidente me pidió que me centrara en proporcionar la ayuda necesaria para abordar estas causas fundamentales de la migración.
Y ayudó a que las personas se quedaran en sus propios países en lugar de verse obligados a marcharse. El plan funcionaba, pero la última administración decidió que no valía la pena. Voy a restaurar el programa y he pedido a la vicepresidenta [Kamala] Harris que dirija nuestros esfuerzos diplomáticos para hacerse cargo de esto. Tengo absoluta confianza en que ella hará el trabajo.
Ahora bien, si no les gusta mi plan, al menos aprobemos lo que acordamos. El Congreso tiene que aprobar una legislación este año para asegurar finalmente la protección de los “soñadores” (Dreamers), los jóvenes que solo han conocido Estados Unidos como su hogar. Y protecciones permanentes para los inmigrantes que están aquí con estatus de protección temporal que provienen de países acosados por la violencia y los desastres provocados por el hombre y la naturaleza.
Así como una ruta hacia la ciudadanía para los trabajadores agrícolas que ponen alimentos en nuestras mesas. Miren, los inmigrantes han hecho mucho por Estados Unidos durante la pandemia, y a lo largo de nuestra historia. El país apoya la reforma migratoria. Debemos actuar, discutamos al respecto, debatamos al respecto, pero actuemos.
La cuestión de si nuestra democracia perdurará mucho tiempo es tan antigua como urgente. Tan antigua como nuestra República. Todavía es vital hoy en día.
¿Puede nuestra democracia cumplir su promesa de que todos nosotros, creados iguales a imagen y semejanza de Dios, tengamos la oportunidad de llevar una vida digna, respetuosa y con posibilidades? ¿Puede nuestra democracia satisfacer las necesidades más apremiantes de nuestro pueblo? ¿Puede nuestra democracia superar las mentiras, la ira, el odio y los temores que nos han separado? Los adversarios de Estados Unidos, los autócratas del mundo, apuestan que no puede.
Creen que estamos demasiado llenos de ira, división y rabia. Miran las imágenes de la turba que asaltó este Capitolio como prueba de que el sol se está poniendo en la democracia estadounidense. Pero están equivocados. Ustedes lo saben. Yo lo sé. Y tenemos que demostrar que se equivocan. Tenemos que demostrar que la democracia aún funciona. Que nuestro gobierno aún funciona y puede cumplir con el pueblo.
En nuestros primeros 100 días juntos, hemos actuado para restaurar la fe del pueblo en que nuestra democracia cumpla.