Escrito por:
Flor Ayala Sandino
En días pasados, tuve la oportunidad de viajar al Salvador por motivos laborales y no les puedo ocultar mi gran incertidumbre y preocupación por los altos niveles de inseguridad que presenta este país. Sin embargo comprendí que al igual que todo Centro América y algunos países de Sur América, la inseguridad está por todo lado; es inevitable ocultar esta realidad. Si bien es cierto que las Maras existen y que el país tiene problemas de seguridad, los ataques a extranjeros son muy pocos. Viajar es completamente posible si se toman algunas precauciones que son obvias ante esta situación: no exhibir objetos de valor por la calle, ni caminar de noche por zonas alejadas o desconocidas, vestirse de manera modesta y tener precaución con el dialecto que se usa. Es mejor andar con poco dinero encima y tener copias de pasaporte y cualquier tipo de documentación.
A propósito, yo como colombiana no tuve que obtener visa ni ningún otro tipo de permiso ya que los colombianos pueden entrar con solamente un pasaporte vigente. En aduana hay un semáforo aleatorio en el que hay que oprimir un botón. Si al oprimir el botón sale una luz verde uno puede seguir, pero si sale una luz roja le revisan el equipaje.
El país presenta temporadas secas y temporadas de constante lluvia. Es importante antes de viajar informarse del clima y tomar las medidas de prevención necesarias (la temporada de lluvia, comprende los meses de Junio a Septiembre). Por ser zona costera, otro punto importante de mencionar, son las enfermedades que trasmiten los mosquitos. Por ello se hace obligatoria la vacuna de la fiebre amarilla, se aconseja utilizar siempre repelente, dormir con mosquiteras y llevar ropa que cubra la piel para minimizar el riesgo de picaduras. En mi caso particular, presente alergia a las picaduras, esto produjo hinchazón y fiebre, fue necesario tomar Loratadina, y algunos otros medicamentos para alergias.
Es importante que quienes viajan a El Salvador también sepan que es un país con alta actividad sísmica. Durante mi estadía, tuve que soportar el susto de una réplica fuerte y prolongada con una magnitud de 4.6, bastante fuerte para las personas que no estamos acostumbradas a estos movimientos.
La moneda oficial de El Salvador es el dólar estadounidense, Es muy difícil conseguir vuelto de U$D 100 o de U$D 50. Por eso es aconsejable llevar billetes chicos y hacerse rápido de monedas. Como la “cora”, un término que se acuñó en El Salvador, y que ya tiene identidad propia para referirse a la moneda de cuarto de dólar. U$D 0,25.
De lo más bonito e impresionante que encontré en el Salvador es la posibilidad de desayunar en la montaña, almorzar en la playa y cenar en la Ciudad en UN SOLO DÍA. Esta es la razón principal por la cual es conocido como el pulgarcito de América, por ser el país pequeño en extensión geográfica, sin ser esto relevante en el carisma y calidez infinita de su gente. Conocí personas maravillosas que no dudaron en brindarme lo mejor de cada uno de ellos y hacer de mi estadía, algo inolvidable.
De la comida les puedo contar, que me encantaron las Pupusas que es una tortilla hecha con harina de maíz (las hay también de harina de arroz y de harina de yuca), rellena con diferentes ingredientes a elección: queso, frijoles, loroco (una flor comestible propia del país), chicharrón, jamón y queso, hojas de mora. Se arman en el momento, y luego de unos minutos asadas al fuego, están listas para comer. Hechas por las manos de las mujeres salvadoreñas y transmitida de generación en generación. Se suelen acompañar de una rica ensalada de repollo, bañado en vinagre.
Esto fue un pequeño resumen de mi estadía por el salvador, realmente por ser viaje de trabajo fue muy poco el tiempo de disfrutar de sus bellos sitios turísticos. Y Si me preguntan si volvería al Salvador, mi respuesta seria SI. Me muero de la curiosidad de visitar alguno de sus 23 volcanes.