Más de la mitad de los refugiados que son reasentados en Estados Unidos cada año provienen del sector rural, y aportan valiosos conocimientos agrícolas al reconstruir sus vidas en sus nuevas comunidades.
Cada jueves por la mañana en Charlottesville (Virginia), Dhan Subba y otros agricultores refugiados lavan y ordenan una variedad de vegetales que acaban de cosechar.
“Me gusta trabajar en una granja porque puedo cultivar mis propios alimentos y comer sano”, dijo Subba.
El refugiado de Bután vivió durante 18 años en un campamento en Nepal antes de ser admitido en Estados Unidos hace seis años.
“Estoy contento de poder utilizar los conocimientos de agricultura que aprendí en Nepal y poder aplicarlos aquí”, agregó.
Subba, y otros refugiados procedentes de todo el mundo participan en el programa “Nuevas Raíces” del Comité Internacional de Rescate. El programa, que utiliza lotes vacantes en áreas urbanas para la agricultura en pequeña escala, comenzó hace diez años en San Diego. Se ha expandido a más de 20 ciudades en todo el país, incluyendo Charlottesville, donde Brooke Ray es el gerente del CIR en esa ciudad.
“‘Nuevas Raíces’ en realidad tiene muchos componentes diferentes. Primero y principal, es una posibilidad para que la gente utilice las habilidades que ya tenían en jardinería y agricultura; pero también es una posibilidad para que la gente conozca a sus vecinos e intercambie impresiones con la comunidad y lleve a sus casas alimentos sanos. Actualmente tenemos casi 3,5 hectáreas en toda la ciudad”, comentó Ray.
Estos agricultores siembran una diversidad de productos, algunos comunes en sus países de origen pero poco conocidos en las tiendas de alimentos de Estados Unidos.
Como parte del programa “Nuevas Raíces”, el CIR tiene una academia para microproductores, donde los refugiados pueden aprender destrezas de agricultura sostenible y habilidades para manejar pequeños negocios, lo que resulta en una fuente de ingresos adicionales.
“Lo que hacemos aquí es aprovechar las habilidades y conocimientos que todos tienen y hablar sobre la manera de aplicarlos aquí en Estados Unidos. Mucha gente ha cultivado espacios muy grandes y aquí deben adaptarse a espacios muy pequeños. También hablamos de mercadeo, de precios y de las temporadas en Estados Unidos”, dijo Ray.
Es posible que los refugiados no puedan dejar sus trabajos para dedicarse a la agricultura a tiempo completo, pero el programa los ayuda a echar raíces fuertes en sus nuevas comunidades, indicó Brooke Ray. Para los lugareños, acoger a los refugiados puede ayudar a revitalizar sus comunidades.