Terra.com informó que los inmigrantes no colapsan ni las Urgencias, ni las consultas ginecológicas ni las salas de partos del sistema público de salud. Es verdad que en Albacete cada vez nacen más niños hijos de madres inmigrantes, pero estos tienen la misma salud y vitalidad que los autóctonos. La madres extranjeras son más jóvenes, recurren más tarde al ginecólogo que las albaceteñas, se someten a menos ecografías, afrontan una menor tasa de cesáreas y son más reticentes a la epidural, pero sus niños, lejos de presentar más complicaciones al nacer, pesan incluso 58 gramos más de media que los recién nacidos de madres albaceteñas. A pesar de que las condiciones sociales y económicas de una mujer inmigrante están a años luz de las de una albaceteña, no hay patologías en el embarazo o en el parto que las distancien.
Éstas son las conclusiones a las que ha llegado el Grupo de Investigación sobre Salud Intercultural (Gipsi) de la Universidad de Castilla-La Mancha, que, avalado por la Escuela de Enfermería de Albacete, ha logrado enterrar leyendas urbanas que advertían del colapso de la sanidad pública por parte de los inmigrantes. Un análisis de los servicios de obstetricia ha sido suficiente para demostrar que los extranjeros no suponen un problema de salud pública. Además, se ha constatado que no hay un abuso de los servicios obstétricos por parte de las inmigrantes, de la misma manera que no son significativos ni los registros de Urgencias ni los de Neonatos.
Así lo pusieron ayer de manifiesto a este diario los profesores de la Escuela de Enfermería Juan García y Carmen Pardo, quienes detallaron las conclusiones de un estudio que ha implicado durante tres años de trabajo al Complejo Hospitalario Universitario (CHUA), a la Unidad Docente de Matronas y a facultades de Tarragona y Alicante. El germen del estudio sobre Diferencias obstétricas y neonatales entre mujeres autóctonas e inmigrantes tuvo su primera fase entre los años 2004 y 2005, cuando se analizaron 1.322 libros de parto, tomando al total de las madres inmigrantes que habían pasado por el CHUA, 661, y a otras 661 albaceteñas. Se vio que las más numerosas, por países, eran las madres rumanas, y por áreas geográficas, las latinas.
El estudio se centró en Obstetricia porque al tratarse de inmigración económica, es decir, por la necesidad de trabajar, era necesariamente población joven. Además, la nacionalidad de la madre empezó a reflejarse en los libros de partos del CHUA en el 2004, lo que añadía rigor a un estudio que no pretendía sino acallar rumores sin fundamento sobre la población inmigrante.