Los migrantes ilegales mexicanos y sudamericanos en su búsqueda de obtener mejores ingresos y oportunidades viven aterradoras experiencias, que van desde el robo, el secuestro hasta ser aventados al ferrocarril la bestia para que mueran o pierdan sus piernas o brazos.
Lamentablemente el gobierno ha dejado de brindar seguridad y se ha convertido en un cómplice de estos indignantes delitos.